jueves, 28 de julio de 2016

Las 10 claves para aumentar tu autoestima en 30 días




Este artículo te muestra diez consejos para que puedas superar tus problemas de confianza.
Uno de los problemas más frecuentes en mi consulta es la baja autoestima. La baja autoestima conlleva una percepción negativa sobre uno mismo, y es un factor que nos puede limitar mucho en nuestra vida diaria.  Lo cierto es que, en muchas ocasiones, los pacientes no saben identificar que sufren una autoestima baja. ¿Por qué? 

Las Propiedades medicinales de la planta de valeriana.



La valeriana es una de las hierbas medicinales más utilizadas junto con el tilo y la pasiflora. Se trata de una planta con varios principios activos utilizados con fines farmacéuticos, además de que es uno de los ingredientes primordiales para la preparación de aceites esenciales.

La planta de valeriana tiene muchos beneficios medicinales, aunque su uso más popular está relacionado con sus propiedades como sedantes, y sus ventajas como antiinflamatorio natural.

Hoy en Otra Medicina, te contaremos algunos de los provechos de la utilización de esta planta, y te brindaremos algún que otro consejo sobre como utilizar esta hierba para el beneficio de nuestro cuerpo.
Beneficios curativos de la planta de valeriana
Sedante natural
La valeriana es un sedante natural, muy recomendado por homeópatas, e incluso médicos de medicina especializada. Sus propiedades sedantes son utilizadas para tratar fuertes estados de nerviosismo, como también situaciones de estres para diferentes tipos de pacientes. Generalmente es ingerido en infusiones o gotas medicinales, y es plenamente recomendado para tratar los problemas de insomnio.
Antiespasmódico
Como muchas otras plantas medicinales, la planta de valeriana ejerce una importante función espasmódica en nuestro organismo. Está plenamente recomendada para tratar diferentes tipos de cólicos estomacales y diarreas. Para la realización de este tratamiento, también puedes ingerirla en forma de infusiones, y en otras pocas ocasiones como pastilla.
Antiinflamatorio
Sus propiedades como antiinflamatorio son principalmente externas. Una de las mejores opciones para utilizar la planta de valeriana como antiinflamatorio es por medio de trapos húmedos, o paños mojados en fuertes infusiones.
Analgésico
Al disponer de propiedades sedantes y calmantes, ésta planta medicinal es de lo más recomendada para calmar fuertes dolores de cabeza, y diferentes tipos de cefalea. No es uno de los tratamientos más efectivos en cuanto a rapidez, pero sí se trata de una buena propuesta alternativa sino se busca ingerir pastillas ni remedios en cápsulas.

¿Cuándo utilizar la planta de valeriana?
Al disponer de tantas propiedades benefactoras para el cuerpo, las utilizaciones medicinales que pueden acoplarse a la valeriana son muchas. No solo calma diferentes tipos de padecimientos y dolores, sino que también promete la solución a problemas relacionados con la ansiedad. ¡Presta mucha atención!
Estados de estrés  y nerviosismo
Sin duda era necesario comenzar con sus propiedades sedantes por ser uno de sus beneficios más populares. Puedes ingerir valeriana en forma de infusión, sobrecitos de té, para calmar los ataques de ansiedad y nerviosismo. Si de todas formas buscas una respuesta más rápida para el organismo, te recomiendo ingerirlo en forma de pastillas, colocando una pequeña mitad debajo de la lengua.
Constipación y problemas gastrointestinales
Es una de las soluciones más efectivas para cualquier tipo de cólico intestinal. Es una planta medicinal muy recomendada para ingerirla en forma de té, mejorar notablemente la constipación y otros problemas similares. Si prefieres tomarla en forma de infusión para no tener que utilizar directamente las hojas de la planta, también es posible.
Heridas externas e inflamaciones
Como ya mencionamos, también posee propiedades como antiinflamatorio, motivo por el cual es una planta muy utilizada para calmar los dolores de heridas externas que se encuentren en mal estado. Su efecto es notado a los pocos días de comenzar el tratamiento con paños mojados, y no presenta ningún tipo de dolor o ardor en su utilización.
Dolor de cabeza
Para terminar, es un analgésico natural si se prefiere no tomar cápsulas o pastillas, y es de hecho, uno de los tratamientos más utilizados para pacientes que padezcan cefalea y estén realizando un tratamiento homeopático.
Son muchas las hierbas medicinales que podemos usar para lograr un mejor funcionamiento de nuestro organismo, tan solo hay que saber cómo utilizarlas correctamente, y listo. Intenta con un té, o infusión de valeriana, y veras como tu cuerpo reaccionará perfectamente a dicha terapia.
¡Ponte en marcha! Sentirse bien no cuesta nada.
Fuente: http://www.imujer.com/salud/3916/propiedades-medicinales-de-la-planta-de-valeriana

martes, 26 de julio de 2016

LA NUTRICIÓN ES VIDA


 “Yo sí puedo tener una vida saludable”
¿Qué es nutrición?
La nutrición es la ingesta de alimentos en relación con las necesidades dietéticas del organismo. Una buena nutrición (una dieta suficiente y equilibrada combinada con el ejercicio físico regular) es un elemento fundamental de la buena salud.

La Osteopenia Causas y factores de riesgo


¿Cuál es la causa de la osteopenia?
Los huesos cambian constantemente. El hueso nuevo crece mientras el hueso viejo es desintegrado y reabsorbido por el cuerpo. Cuando es joven, desarrolla hueso nuevo en forma más rápida de lo que tarda el cuerpo en desintegrar el hueso viejo. Esto aumenta su masa ósea. Una vez que la masa ósea total ha alcanzado su nivel máximo, usted comienza a perderla dado que el cuerpo desintegra el hueso viejo en forma más rápida de lo que usted tarda en desarrollar hueso nuevo. Si pierde suficiente masa ósea, los huesos pueden debilitarse.
¿Cuáles son los factores de riesgo de la osteopenia?
Los siguientes factores lo ponen en mayor riesgo de tener osteopenia. Cuantos más de estos factores apliquen a su caso, mayor será su riesgo. Hable con su médico de familia sobre los factores de riesgo.
Envejecimiento.
Menopausia prematura (antes de los 45 años).
Cirugía para extirpar los ovarios antes de la menopausia.
Estilo de vida sedentario (no hacer suficiente ejercicio).
El hábito de fumar o el consumo de tabaco.
Abuso de alcohol.
Trastornos de la alimentación, como anorexia nerviosa y bulimia.
Hipertiroidismo, tanto por una tiroides hiperactiva como por tomar demasiados medicamentos para tratar el hipotiroidismo.
¿Estoy en riesgo de tener osteopenia?
Las mujeres tienen más probabilidades de desarrollar osteopenia que los hombres. Esto se debe a varios factores. Las mujeres tienen menos masa ósea para empezar, suelen vivir más tiempo y consumen menos calcio que los hombres. En las mujeres, la tasa de pérdida ósea se incrementa después de la menopausia, cuando los niveles de estrógeno disminuyen. Debido a que los ovarios producen estrógeno, también se producirá una pérdida ósea en forma más rápida si ambos ovarios son extirpados por medio de una cirugía.

Los Diez beneficios del chocolate para la salud.


Diez beneficios del chocolate para la salud
Varios maestros del cacao desvelan algunas de las bondades de este alimento que ha conseguido desterrar el mito de ser perjudicial.

El Envejecimiento y aparato locomotor.


Envejecimiento y aparato locomotor.
La condición más constante en los seres biológicos es el envejecimiento, este proceso forma parte de la vida misma y se debe a un factor único y permanente como lo es el cambio. Al avanzar la edad todos los órganos y sistemas del cuerpo van a enfrentar diversos cambios, muchos de ellos relacionados con los efectos propios de enfermedades crónicas, sin embargo, no todos estos cambios resultan ser inevitables, factores como los cuidados de la salud y el estilo de vida saludable son capaces de atenuar los efectos de todos estos cambios, contribuyendo a lograr un envejecimiento saludable.

sábado, 23 de julio de 2016

Nutrición y salud: ¿tiempo para un cambio de dirección?


Nutrición y salud: ¿tiempo para un cambio de dirección?
La nutrición como ciencia moderna tiene solo unos 250 años
La investigación nutricional vivió probablemente sus mejores momentos durante su infancia
La evidencia científica nos revela la importancia de la nutrición en la salud humana pero también en la evolución del ser humano a través millones de años. Esa espectacular divergencia que ha tenido lugar entre los primates no humanos y los humanos (es decir nosotros) se piensa que tuvo su origen en la adopción, por parte de nuestros ancestros, de alimentos ricos en nutrientes y en energía imprescindibles para “alimentar” las exigentes demandas de un cerebro cada vez más voluminoso y complejo. El colofón de este proceso fue, probablemente, la habilidad de poder extraer el máximo contenido nutricional de los alimentos en uso así como ampliar nuestro portafolio nutricional gracias a la domesticación del fuego. Mientras que la nutrición ha sido parte inseparable de nuestra especie (y de todas las especies), la “nutrición” como ciencia moderna tiene solo unos 250 años, a pesar de que el binomio “nutrición-salud” ha estado muy presente en la mente, y en los escritos, de los “sabios” de civilizaciones anteriores. Quizá sea esa “juventud” lo que lleva a la ciencia de la nutrición a ser frecuentemente naif, impetuosa, a olvidar que existe un pasado y consecuentemente a cometer errores de juicio en unos casos y a reinventar la rueda en otros.

La investigación nutricional vivió probablemente sus mejores momentos durante su infancia. Era esa la época dorada en la que las vitaminas fueron descubiertas y caracterizadas una tras otra, con el beneficio casi inmediato de ver como su introducción en la dieta de que aquellos con deficiencias llevaba consigo, de una manera casi milagrosa, a la prevención y en algunos casos a la remisión de las enfermedades asociadas. Estos éxitos iniciales de la investigación nutricional, llamémosle la suerte del principiante, quizá creo una atmosfera de confort y de pensar que “todo el monte es orégano” y la expectación de que la elucidación de la ecuación dieta-salud iba a ser un camino de rosas. Pero las preocupaciones y problemática de la investigación nutricional actual difiere muy mucho de aquellas que tuvo que confrontar en su infancia. A las deficiencias nutricionales de antaño, se han unido de una forma preponderante la prevención y terapia de las enfermedades complejas y comunes asociadas con el envejecimiento, como es el caso de las cardiovasculares, del cáncer, de la diabetes y la obesidad, por mencionar uno ejemplos que resuenan en la mente de todos por su magnitud.

Por lo tanto, ahora nos encontramos en un momento difícil y confuso para la ciencia de la nutrición. Parece que hemos explorado todas las combinaciones posibles y prácticas de intervenciones nutricionales para atajar las epidemias de enfermedades crónico-degenerativas. Sin embargo su control parece escaparse de nuestras manos y los titulares de la prensa científica y popular recogen, por un lado, las predicciones poco halagüeñas de obesidad, de diabetes, de enfermedades neurológicas, etc., y, por otro lado, ese vaivén continuo acerca de los alimentos que son parte de una dieta saludable o no saludable.

Exposoma, nuevo término

Así, podemos mantener el status quo y seguimos martilleando en la oscuridad a ver si alguna vez acertamos en el clavo o reconocemos nuestras limitaciones y adoptamos aproximaciones más racionales, nuevas ideas, nuevos conceptos, nuevas tecnologías en la investigación nutricional. Esa innovación, ese cambio de paradigma, nos debe conducir a una ciencia basada en mecanismos e incorporando en la ecuación la individualidad que caracteriza a cada ser humano como resultado de sus características genéticas, epigenéticas, de su microbioma y de su “exposoma”, término que engloba todos los factores ambientales a los que cada uno de nosotros ha estado expuesto desde la concepción. Ese conjunto innovador nos llevará a una nutrición más personalizada de la mano de la nutrigenómica y la nutrigenética en su sentido más amplio que abarca no solo el genoma humano y su variación, sino también los genomas de nuestra microbiota y el epigenoma que mantienen un dialogo, una interacción continua con ese “exposoma”.

Los desarrollos tecnológicos de los últimos años nos han abierto la puerta del genoma, y a entrever el epigenoma y el microbioma. Sin embargo tenemos todavía una aproximación muy primitiva al “exposoma” que incluye, entre muchos otros aspectos, aquello que comemos. En estos momentos no sabemos de una manera precisa lo que la gente come. Utilizamos información basada en la memoria y la subjetividad de los cuestionarios empleados en voluntarios lo que nos da una visión borrosa y, a veces, sesgada los datos de lo que nos dicen y lo que recuerdan a través de las encuestas que les hacemos. Sin embargo esto nos proporciona una visión muy limitada, sesgada y subjetiva de la realidad nutricional individual y de poblaciones.

Pero incluso si supiéramos con precisión lo que un individuo consume en términos de alimentos, todavía tendríamos el problema de que solo conocemos una fracción de los compuestos que contienen los alimentos y que pueden influir sobre la salud. Existen, por supuesto, bases de datos que nos dan la composición de los alimentos en términos de los nutrientes (proteínas, grasas, hidratos de carbono, minerales, vitaminas, etc.), pero eso representa solamente la punta del iceberg de los compuestos químicos presentes en los alimentos que consumimos.

Tomemos la popular patata (para utilizar un ejemplo citado frecuentemente por mi maestro Grande Covián): tiene miles de compuestos, de los cuales sólo conocemos y tabulamos unos pocos. Pero no se queda todo ahí. Una patata cultivada en una región es diferente a la de otra región; la de la cosecha de un año es distinta a la de la siguiente; pero además las propiedades nutricionales de unas patatas fritas son diferentes a unas patatas cocidas, o al horno o en puré. Esta variabilidad la podemos extender al aceite de oliva, al vino, al café y a todo producto de origen vegetal y animal que consumimos. Es la composición cuantitativa y cualitativa de estos alimentos de lo que va a depender como interaccionan con nuestros genes y que funcionen a nuestro favor o en nuestra contra. Si esto lo multiplicamos por todos los alimentos que consumimos podemos vislumbrar porque la ciencia de la nutrición es todavía tan imprecisa y sujeta a penumbras y laberintos por los que los científicos nos movemos en busca de la puerta que nos de paso a la resolución de los problemas nutricionales de la población. El problema es que en esa búsqueda llevamos detrás de nosotros a la población general a la que unas veces guiamos en la dirección acertada y otra en la errónea, con todas las consecuencias que esto implica.

Nutrigenómica

Anteriormente hemos mencionado que una de estas nuevas direcciones de la ciencia de la nutrición es la nutrigenómica, cuyo conocimiento no permitirá llegar a esa “puerta” tan buscada de una manera más acertada y más personalizada. ¿Pero que es la nutrigenómica? Si nos atenemos a la definición técnica, la nutrigenómica se refiere a la ciencia que estudia como los alimentos que consumimos participan de manera directa o indirecta en como, cuanto, e incluso cuando nuestros genes se activan o desactivan. Sin embargo, bajo el concepto de “nutrigenómica” se coloca a veces otra ciencia relacionada que conocemos como “nutrigenetica”. Esta última estudia las bases genéticas de porqué un mismo alimento o patrón de alimentación no afecta a todos por igual. Es decir, la nutrigenética investiga como mutaciones en el genoma hacen que cada uno de nosotros respondamos de manera diferente a la dieta (y a los factores ambientales en general).

Ejemplos de ello están en el hecho de que unas personas engordan más que otras comiendo lo mismo, o a unas personas les sube el colesterol al consumir huevos o mantequilla y a otros no, o también como la sal sube la presión arterial a unas personas pero no a otras.

La tecnología necesaria para poder explorar nuestros genomas ya existe, pero todavía tenemos que salvar obstáculos importantes hasta poder llegar a nuestra meta consistente en identificar con precisión “quien es quien” en lo que se refiere a la respuesta a los componentes de la dieta y poder definir a quien le va mejor un alimento u otro. Uno de los obstáculos es el costo actual de los análisis genéticos, pero en los últimos años hemos visto la caída continua y espectacular de los mismos y pronto llegaremos a una situación en la que el factor económico no será un obstáculo para su implementación generalizada. Lo que es más preocupante es la generación del conocimiento que todavía nos falta para que la nutrigenética pueda tener una aplicación clínica y de salud pública. Esto requerirá tiempo y un esfuerzo tremendo por parte de los investigadores implicados para vencer importantes limitaciones que todavía frenan ese progreso.

Otro obstáculo a considerar es la “Resistencia al cambio”. En todo avance de la ciencia y la tecnología hay personas que lo adoptan, conceptual y materialmente, antes y otros que prefieren esperar a que todo esté totalmente demostrado. Otros nunca adoptaran los avances, no importa la evidencia que se genere. Por ultimo no hemos de olvidarnos de que aunque consigamos definir toda la biología asociada con la nutrición y la salud todavía está la implementación del conocimiento a nivel individual y que esa individualidad incluye también la capacidad de adoptar y seguir a largo plazo unos cambios en los hábitos nutricionales. Es precisamente esa adherencia, o mejor dicho la falta de la misma, la que más ha dificultado el progreso en la lucha contra la obesidad.

Para aquellos que creen en el cambio y en el progreso, las noticias son positivas, ya que se han descubierto cientos de variantes genéticas que podrían ser utilizadas para identificar la presencia de un mayor o menor riesgo hacia muchas de las enfermedades comunes. Lo cual abre el camino a la identificación de aquellos individuos que tienen mayor o menor predisposición a desarrollar obesidad, diabetes, ciertos tipos de cánceres, enfermedades neurológicas y enfermedades cardiovasculares, décadas antes de que se manifiesten clínicamente. Pero es importante recalcar que estamos hablando de mayor o menor riesgo y no de seguridad; de que tales enfermedades se manifiesten en un determinado individuo. Nuestra capacidad predictiva aumentará una vez sepamos más acerca de la totalidad de los genes implicados, pero además este riesgo viene modulado en el caso de las enfermedades más comunes por el componente ambiental (dieta, actividad física, tabaquismo, etc.), es decir el exposoma.

Precisamente por esa dependencia del ambiente es por lo que podemos utilizarlo en nuestro favor para prevenir o retrasar la aparición clínica de las enfermedades en aquellos individuos que estén genéticamente predispuestos a ellas. El remedio sería un estilo de vida adaptado a nuestros genes. Esto incluiría que tipo de dieta seria la más apropiada, pero también se podría actuar sobre otros aspectos conductuales y sicológicos que ayudaran a mantener esos cambios que los individuos deberían implementar en sus vidas, incluyendo los cambios de habitos dietéticos.

Personalización nutricional

La idea de la personalización nutricional basada en la genética no es nueva, ya que se ha venido aplicando a algunas enfermedades raras de origen genético y cuya expresión clínica (en algunos casos letal) puede evitarse con una dieta especifica. Ejemplos de ellas son la fenilcetonuaria, la galactosemia, etc. La novedad viene de su aplicación a las enfermedades comunes ya citadas anteriormente y por lo tanto a la población general. A nivel de investigación se está avanzando en muchas áreas, desde las cardiovasculares a la osteoporosis pasando por el cáncer y la diabetes y, como mencionaremos posteriormente, la obesidad. Muy recientemente hemos demostrado, gracias al estudio de intervención con dieta Mediterránea para la prevención cardiovascular que se llevó a cabo en España (PREDIMED), que algunas variantes genéticas no solo nos permiten predecir el riesgo de infarto o de ictus, sino que además podemos, por primera vez, identificar qué personas se benefician más de la adopción de una dieta Mediterránea. Pensar, además, que esta prevención dietética y personalizada se puede llevar a cabo en adultos y con gran riesgo de enfermedad, abre nuevos horizontes para controlar eficazmente esta epidemia de enfermedades que está mermando la calidad de vida de los habitantes de las sociedades industrializadas, a pesar de que esté aumentado la longevidad.

Obesidad, complejo tratamiento

Sin embargo el tema que más atrae la atención popular es la obesidad en cuyo riesgo, además de los factores ambientales, sabemos que influyen centenares de genes. Por lo tanto depende de qué genes estén afectados en cada individuo, las bases moleculares de la obesidad son diferentes y así lo serían las recomendaciones para prevenir o remediar esa obesidad. Por ejemplo, en un gen conocido como perilipina 1 (PLIN1) hay ciertas variantes que predisponen a la obesidad. Hemos visto también como en aquellos individuos que tienen una de esas variantes el uso de una dieta baja en calorías no les hace perder peso, mientras que una dieta en hidratos de carbono complejos sí que consigue el efecto deseado.

En otros casos, como ocurre en una variante en el gen conocido como apolipoproteina A2 (APOA2), hemos demostrado que una dieta que sea reducida exclusivamente en grasa saturada tendría éxito en la pérdida de peso. Así pues, tenemos ejemplos de cómo conociendo la base genética del problema podemos actuar de una manera más certera sobre la prevención o la terapia de la enfermedad. En unos casos seria haciendo énfasis en el tipo de grasa, en otros en el tiempo de hidratos de carbono, o en otros de una manera más amplia haciendo énfasis en una dieta Mediterránea o en una dieta más baja en grasa. Esta personalización difiere del abordaje actual del problema mediante el cual cuando se ponen de manifiesto las “bondades” de cierto alimento o pauta alimenticia, se adopta como la “solución universal” hasta que es reemplazada por otra dieta o alimento “milagro” unos meses o años más tarde. El objetivo de la nutrición personalizada basada en el genoma es precisamente para definir la alternativa que funciona para cada uno de nosotros, sin ir probando una y otra moda con la desesperación e incluso el riesgo que eso supone.

La descripción de los beneficios resultantes de esta ciencia suena como la panacea a los problemas nutricionales. Por lo tanto, una serie de preguntas surgen en nuestra mente: estamos listos para su implementación? Un recorrido por las páginas de internet o por las farmacias podría sugerir que el futuro es el presente. Somos testigos de la proliferación de test genéticos con promesas que, por lo general, van muy por delante de lo que el conocimiento científico actual puede ofrecer. ¿Como guiar al consumidor a través de este territorio desconocido? ¿Como puede distinguir aquellos que podrían ofrecer algún beneficio de otros que son totalmente infundados? ¿Son los que incluyen más genes mejores que los que incluyen menos? ¿Debe el consumidor confiar solo en aquellos que añaden contacto con un profesional de la salud?

Alerta por los tests

La verdad es que no hay respuestas sencillas para cada una de estas relevantes preguntas. Los tests genéticos vienen en todos los “sabores”. Los hay que son relativamente fiables y otros que carecen de base científica. Una de las maneras de distinguir entre uno aceptable y otro poco recomendable e,s simplemente, examinar que es lo que te prometen. Si lo que ofrecen es algo sensato y en el consejo están implicados profesionales de la salud bien cualificados, su nivel de confianza es más aceptable que si es un test que se ofrece directamente al consumidor, normalmente por internet, y que promete resultados que desafían el sentido común como, por ejemplo, perder cantidades de peso desmesuradas en tiempos irreales, además sin esfuerzo y con productos específicos que son suministrados por la misma compañía que hace el test genéticos. Estos últimos son los que el consumidor debe evitar a pesar de sus cantos de sirena. Es lo que denominamos “demasiado bueno para ser cierto.” Esto no solo ocurre en referencia al consejo nutricional, ya que hay test genéticos que aseguran encontrar la pareja perfecta, o qué carreras deben estudiar los hijos para tener éxito en la vida, o que deporte practicar para llegar a ser olímpico, o perfumes individualizados basados en los genes. Ninguno de ellos puede proporcionar respuestas inequívocas a situaciones tan complejas y multifactoriales.

En resumen, hay que tener mucha precaución con aquellos tests que se ofrecen directa y exclusivamente por internet y más todavía si ofrecen suplementos nutricionales específicos como parte del test. Son más de fiar aquellos que se llevan a cabo con la participación directa de un profesional de la salud y que den recomendaciones personalizadas de hábitos de vida, incluyendo por supuesto, pautas dietéticas apropiadas al genoma del individuo y a los objetivos que se quieren conseguir.

Naturalmente esto no es más que el principio de esta nueva era de la nutrición y de la salud personalizada, así como vamos avanzando en este campo se van abriendo otros frentes de igual o mayor complejidad, como es el caso de la epigenómica y el microbioma. Estas complicaciones unidas a la situación de la investigación en nuestro país conducen al desaliento y a pensar que es simplemente demasiado complejo y que es imposible avanzar. Pero si esa misma postura hubiera sido adoptada por los soñadores que iniciaron el proyecto del genoma humano hace unas décadas, ahora no tendríamos acceso al conocimiento que ha abierto las puertas para tantos avances de la medicina, entre los que se incluyen esta nutrigenética cuyo progreso hemos perfilado en la líneas anteriores.

Fuente: http://www.biotechmagazine.es/reportajes-biotech/nutricion-y-salud-tiempo-para-un-cambio-de-direccion/

LA GRAN CONTRADICCIÓN DE LA MEDICINA (que nadie quiere afrontar)


Este es un asunto controvertido, que provoca reacciones airadas y muchas veces irreflexivas.
Podríamos considerarlo casi como un tema tabú en nuestra sociedad, pues nos enfrenta con una de esas “verdades inviolables” y comúnmente aceptadas que sostienen el Sistema en pie.
Y todo arranca de una pregunta bien simple…
¿Cómo gana dinero un médico o un farmacéutico?
Y es que responder a esta pregunta nos lleva de cabeza a una de las paradojas más absurdas del mundo actual.
Pues resulta que tu médico o tu farmacéutico solo ganan dinero cuando estás enfermo.
De hecho, toda la industria de la medicina y la farmacia ganan dinero gracias a la enfermedad.

Llegados a este punto, una mente con una mínima capacidad de raciocinio debería preguntarse: si la medicina y la farmacia ganan dinero con la enfermedad ¿qué interés pueden tener estas grandes industrias en que estemos sanos?
Es un argumento tan lógico y obvio que resulta indignante y incluso descorazonador que nadie quiera aceptarlo como una realidad.
Para comprender mejor las implicaciones de este razonamiento, profundicemos un poco más, utilizando la lógica más simple.
Si relacionamos el negocio de la medicina y la farmacia con el estado de sus pacientes, veremos que sus ganancias se dirimen a través de 3 ecuaciones básicas:
ENFERMO = DINERO
SANO = POSIBLE GANANCIA FUTURA
MUERTO = GANANCIA NULA
Eso dibuja 2 esquemas de negocio básicos:
A-En el primero, se gana dinero gracias a la alternancia cíclica en el estado Sano-Enfermo de los pacientes. A mayor frecuencia en la aparición del estado “enfermo”, mayores oportunidades de ingreso cíclicas.
B-En el segundo, aún más óptimo, se gana dinero gracias a la enfermedad continuada en el tiempo, es decir, a la enfermedad crónica.
En ambos casos, es esencial ofrecer la suficiente calidad de vida al paciente para que siga sufragando el tratamiento y ante todo, evitar o posponer su muerte, pues ésta significaría el fin de los ingresos.
Queda claro pues, que la salud completa, en ningún caso implica ganancias.
En cambio, la enfermedad, siempre las garantiza.

Sabemos que éste es un argumento chocante, pero por más vueltas que le demos, es la pura realidad.
Quizás deberíamos dejar de calificar a la medicina y a la farmacia como “ciencias de la salud” y empezar a llamarlas “ciencias de la enfermedad”, ¿no?
Evidentemente, no estamos diciendo que los médicos no se interesen por la salud de sus pacientes o que promuevan la proliferación de enfermedades.
Los médicos, como personas y como profesionales quieren lo mejor para sus pacientes y aplican todos sus conocimientos, procedentes de la educación recibida, en devolver la salud a las personas enfermas.
Pero la clave reside precisamente aquí. En la educación recibida por parte de los médicos. Es decir, en cómo se les han transmitido los conocimientos.

Porque lo cierto es que desde que acceden a la facultad de medicina, son entrenados y educados para formar parte de la industria médico-farmacéutica y adaptarse a sus lógicas de funcionamiento, de la misma forma que un soldado es entrenado y educado para formar parte de un ejército y adaptarse a sus lógicas de funcionamiento.
Siguiendo estas mismas lógicas, la industria farmacéutica gana inmensas cantidades de dinero gracias a la enfermedad, de la misma manera que la industria armamentística gana inmensas cantidades de dinero gracias a la guerra.
Y llegados hasta aquí, ¿no resultaría muy ingenuo pensar que la industria farmacéutica promueve la salud? ¿O es que acaso alguien imagina a un fabricante de armas promoviendo la paz en el mundo?
Como vemos, la relación y la influencia que ejerce la industria armamentística sobre el mundo militar, es análoga a la que ejerce la industria farmacéutica sobre el mundo de la medicina. Ambas industrias instrumentalizan a aquellos que “usan sus productos” en el ejercicio de su desempeño profesional.
No es disparatado pensar que utilizarán parte de su inmenso poder económico en influir en la educación o programación de los médicos y los farmacéuticos, aquellos que el día de mañana deberán seguir garantizando que el esquema de negocio continúe.
Así pues, es lógico pensar que todo el conocimiento relativo a la medicina y a la farmacia está orientado para adaptarse a la lógica de negocio “enfermedad=dinero”.

Sin duda habrá lectores que se estarán tirando de los pelos de la cabeza.
Para empezar, porque aceptar esta realidad choca con sus concepciones más profundamente arraigadas.
Sería tanto como admitir que la ciencia puede pervertirse por amor al dinero. Algo inconcebible en la mente inocente de muchas personas, que creen que el mundo de la ciencia es algo puro e incólume, poblado por hombres sabios e íntegros que como ángeles ataviados con batas blancas, ponen su intelecto al servicio del bienestar humano de forma desinteresada.
A estas personas, deberíamos recordarles que TODAS las armas del mundo, tanto convencionales como de destrucción masiva han sido creadas por científicos. TODOS los desastres ambientales, desde los vertidos petrolíferos hasta la contaminación química o radiactiva, habrían sido imposibles sin la implicación directa del mundo científico, al servicio de la codicia más desenfrenada.
El mundo de la ciencia no está formado por seres superiores, sino por personas normales, tan corruptas, codiciosas e inconscientes como lo pueda ser cualquier otro colectivo humano.

Pero volvamos a centrarnos de nuevo en el mundo de la medicina y en la perversa lógica “enfermedad=dinero” y a los argumentos que pueden esgrimirse en contra de ésta afirmación.
Sin duda, habrá muchas personas que afirmarán que: “la enfermedad es consustancial a la vida humana y a la naturaleza y que la actividad de la medicina consiste, precisamente, en luchar contra la enfermedad”
Es decir, concluirán que el cometido de las industrias médica y farmacéutica es luchar contra las enfermedades y que por lo tanto, de forma lógica y natural, la inevitable aparición de la enfermedad reporta beneficios a ambas industrias, sin que ellas tengan la culpa de ello.
¿Pero sería posible que la medicina y la farmacia centraran sus esfuerzos y su negocio en la salud y no en la enfermedad?
Vamos a razonarlo.
Para que este modelo fuera factible, el médico solo debería ganar dinero mientras el paciente estuviera sano.
Y dejar de ganarlo mientras estuviera enfermo.
Las 3 anteriores ecuaciones del negocio médico-farmacéutico se transformarían en las siguientes:
ENFERMO = GANANCIA NULA
SANO = DINERO
MUERTO = GANANCIA NULA
Así, el médico centraría sus esfuerzos en que sus pacientes mantuvieran la salud todo el tiempo, previniendo la enfermedad antes de que ésta apareciera y por lo tanto estudiando y atacando sus causas y no sus consecuencias.
Y en el caso de que el paciente cayera enfermo, el médico se esforzaría en devolverlo lo más pronto posible a su estado saludable, para volver a ganar dinero con él y mantener su prestigio profesional.
El papel del farmacéutico sería complementario y consistiría, básicamente, en suministrar aquellos productos necesarios para fortalecer y prolongar la salud del paciente, y en su caso, los necesarios para combatir la enfermedad cuando ésta apareciera.
Como podemos deducir, según este modelo, el farmacéutico estaría más relacionado con el mundo de la nutrición que con el de la química.
Esta forma de funcionar, que a mucha gente le puede parecer fantasiosa, ya ha funcionado con anterioridad.
Recordemos que en la antigua China, los médicos cobraban un salario por mantener sanos a sus pacientes y dejaban de percibirlo cuando éstos enfermaban, hecho que repercutía negativamente en su prestigio profesional y por lo tanto, en sus ganancias.

¿Te parece, pues, un modelo absurdo?
¿Más absurdo que una industria médico-farmacéutica que sólo gana dinero cuando estás enfermo?
Evidentemente, tal y como está estructurada nuestra sociedad actual, este modelo resulta muy difícil de aplicar, a pesar de resultar mucho más lógico y potencialmente beneficioso para el paciente.
Y llegados aquí, quizás deberíamos preguntarnos: ¿porqué desde sus inicios la medicina optó por un modelo en el que la ganancia se asocia a la enfermedad y no a la salud?
Y la respuesta no puede ser más triste: todo gira alrededor del poder.
La enfermedad es un período excepcional de crisis en la vida de una persona, en la que el enfermo, desesperado, se muestra dispuesto a ceder o pagar lo que sea necesario para salvar su vida y el médico se erige en la única figura con capacidad para conseguirlo.

Por esa razón la medicina centra su actividad en la enfermedad, porque es la situación crítica que implica mayor acaparamiento de poder y autoridad, fluyendo desde el paciente hacia el médico.
Lo hemos visto a lo largo de la historia, donde incluso reyes y emperadores se han inclinado ante sus galenos.
En cambio, si la medicina centrara sus esfuerzos en mantener la salud del paciente, la situación de crisis asociada a la enfermedad correría en contra del médico, pues durante su transcurso perdería prestigio social y desaprovecharía esa oportunidad única en la que el enfermo está dispuesto a conceder mayor dinero, poder y autoridad a su médico.
Por lo tanto, la medicina no ha evolucionado alrededor del concepto de salud; lo ha hecho alrededor de la autoridad y el prestigio social.
Y de las ganancias que éstos acarrean.
Y estos beneficios solo se pueden obtener a través de la enfermedad.
Un funcionamiento completamente opuesto al que debería ser.
Ésta es la gran contradicción de la medicina.
Se basa en mecanismos tan simples que cualquier persona puede entenderlos.
Sin embargo y a pesar de tenerlo enfrente de nuestras narices, el mundo sigue cerrando los ojos a ésta realidad tan obvia.
Y es que el mundo no está lleno de ciegos, sino de personas que no quieren abrir los ojos…

Fuente: https://gazzettadelapocalipsis.com/2014/10/14/la-gran-contradiccion-de-la-medicina-que-nadie-quiere-afrontar/

Problemas y enfermedades del aparato digestivo

Problemas y enfermedades del aparato digestivo
Las enfermedades digestivas son trastornos del aparato digestivo, que también se denomina tracto gastrointestinal.
¿Qué es la digestión?
La digestión es un proceso mediante el cual los alimentos y las bebidas se descomponen en pequeñas partes (nutrientes) que el cuerpo absorbe y luego utiliza como energía y pilares fundamentales para las células.

viernes, 22 de julio de 2016

PROGRAMA PARA LA DETECCIÓN Y TRATAMIENTO DE LA SENSIBILIDAD AL GLUTEN



 ¿Qué es el gluten?
El gluten es una glucoproteína que se encuentra en cereales de consumo tan habitual como el trigo, la cebada, el centeno o la avena y en otros cereales que son de consumo menos frecuente como son la espelta (también llamada trigo salvaje) y el triticale (cereal mezcla de trigo y centeno). A su vez, el gluten está compuesto por otras dos glucoproteínas: la gliadina y la glutenina.
El gluten es el responsable de la elasticidad de la masa de la harina, lo que permite que, junto con la fermentación, el pan obtenga volumen así como la consistencia elástica y esponjosa de las masas horneadas.
Sensibilidad al gluten